Cuando estaba pequeña tenía 2 sueños, volar y ser el arquero de Nacional, como el primero se veía difícil opté por el segundo; sería como Higuita, sí, yo con mi cabello algo rubio y casas de muñecas sería como “mi novio”, el buen José René Higuita Zapata quien me obsesionaba desde los 2 años y a esa altura llevaríamos 3 años de una hermosa relación, claro está sin que él lo supiese. No logré ser el guardavallas que pensaba, pero me dejó este amor una herencia más grande que eso, la pasión por Atlético Nacional, porque como conocí a René jugando allí, este sería el equipo correcto para mí; por esta razón le debo todo, la alegría de mi vida a él, porque por su culpa conocí lo que era el amor incondicional, la plenitud, los nervios, la locura, la amistad, la lealtad. Conocí mi rumbo, mi vida, me entregó una razón para esforzarme, para ir al fondo siempre ; porque no ver al “verde” es quitarme media vida, es quedar en pose de muerto viviente, estando ahí sin alma; porque eso es Nacional para mi , el alma, el motor de todo lo que hago. Puede parecer tonto pero he hecho cosas que no haría por nadie, he ido a lugares que nunca imaginé, he compartido con las personas más geniales que puedo tener, todo gracias a este equipo que, no es un grupo de gente cualquiera, es una institución con una gloria que nos hincha el pecho de orgullo, y gracias a mi René hermoso divino, que me llevó a esta perdición que me hace muy feliz. Te amo Club Atlético Nacional de Medellín, nada podrá nunca igualar la alegría que me das, lo grande que eres, lo importante, te amo porque es imposible verte y no amarte.
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«Organización Ardila Lulle»
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